Hoy se presenta en el Centro Cultural de España de San Salvador, el libro de fotografías "En el camino", además del libro de crónicas “Los migrantes que no importan” y el documental “María en tierra de nadie”.
La sección “En el camino”, auspiciada por el Open Society Institute, la Fundación Ford, la asociación mexicana de derechos humanos IDHEAS y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo ha sido galardonada con diversos premios periodísticos entregados en El Salvador, Honduras y España. Medios como CNN en Español, la revista mexicana Proceso o el diario Hoy de Los Ángeles han hecho eco de este esfuerzo periodístico que pretende explicar cómo el tránsito de los indocumentados centroamericanos por México, lejos de ser un viaje lleno de vicisitudes, se ha convertido en una crisis humanitaria.
No todos callan
Prólogo del libro En el camino (libro de fotografías de Edu Ponces, Eduardo Soteras y Toni Arnau) escrito por Javier Bauluz, fotógrafo español y premio Pulitzer
Me asomo a la ventana errante de En el camino con la seguridad de encontrar un trabajo digno y buenas fotografías. Error.
Grave error. A medida que mis ojos se deslizan por sus imágenes noto que todo mi ser empieza a despertar. Mis manos intentan abrazar a ese hombre triste y vencido, con sus sueños enjaulados en una mirada de desesperanza que despierta mi compasión.
Quisiera romper la puerta del burdel en el que entro con los ojos de ellos, abrir a patadas las habitaciones y sacar de allí a todas esas mujeres necesitadas, engañadas, violadas y abandonadas.
El calor del desierto me produce sed y busco agua que quisiera compartir con mis agotados compañeros de marcha hacia el supuesto paraíso.
Subo al tren, volando, sin esfuerzo, y extiendo mi mano para ayudar a ese hombre a punto de caer bajo sus ruedas. Ya en el techo siento el viento en mi cara y mis ojos se encuentran con las miradas cansadas de hombres y mujeres asustados; saben que llegamos a zona peligrosa. El silencio se siente a pesar de la ruidosa máquina y entonces escucho sus pensamientos, sus mudas plegarias que le piden a un ajeno dios no ser secuestrados, asaltados o violados en la próxima parada. Las autoridades cierran los ojos. El tren se detiene y creo escuchar gritos y llantos. No puedo continuar el viaje, un dolor me oprime el pecho y las lágrimas acuden a mis ojos.
Me bajo del tren, me limpio la cara, la tristeza y la compasión dan paso a la rabia. Me voy a la cocina de mi casa a hacerme un café mientras mi cabeza hierve y mi corazón se calma. De la rabia paso a la admiración, recuerdo la valentía de mis compañeros de camino, sus risas, su alegría, su esperanza. En mi mente sus rostros cambian, ahora son negros, ahora son árabes, ya no es un tren, ahora bajan de una patera, corren por la playa, otra caza del hombre, otra caza del pobre, Tarifa, Cádiz, España. Muros, mares, desiertos, montañas. Los nadies avanzan, los ricos los atrapan. Canarias, Yemen, Marruecos, Senegal, Somalia, África, la misma valla.
La misma historia que casi nadie cuenta, que casi todos callan.
Todos no, algunos hablan. Marcela, Óscar, Edu, Eduardo y Toni. Y ellos, sí, sí que hablan. Atacan mi corazón, mi cabeza, atacan mi alma. Me cuentan historias, de hombres, de caras y me hacen sentir, me hacen pensar, me hacen desear, me hacen hablar, me hacen actuar. Periodistas se llaman.
Un claro y patológico caso de periodismo, de periodismo humano.
Pero ¿dónde estaban? Sí, ya sé, trabajando, cruzando montañas. Ahora han vuelto, pero los medios callan.
¿Todos? Todos no callan. En ese pequeño y querido país llamado El Salvador existe un pequeño periódico de nombre El Faro que los ha apoyado y publicado.
Varias preguntas me asaltan: ¿eso es todo? ¿Nadie más sabrá nada? ¿Dónde están los grandes medios?, ¿A dónde mandan a sus periodistas? ¿A las ruedas de prensa de gobiernos canallas? ¿Sin preguntas, ni nada? Negocio, lucro, silencio. Todo por la pasta, por el dinero. Los pobres no importan, solo los vips hablan. Hace ya tiempo que la mayoría de los MCT (Medios de Comunicación Tradicionales) cambiaron de rumbo y su único puerto de destino es el lucro y el poder. Su objetivo ya no es la información sino ganar más dinero a toda costa, caiga quien caiga, todo vale. El fin justifica los medios. Exactamente el mismo fenómeno y las mismas causas de lo que denominan la crisis económica, que en realidad no es otra cosa que la corrupción, la estafa y la avaricia de los poderes económicos sin control de los gobernantes del primer mundo. Es sencillamente la ruptura de las reglas básicas del honrado carnicero que empieza a vender carne podrida con tal de ganar más. Carne tóxica, periodismo tóxico. Circo, espectáculo, negocio, poder, dinero, manipulación, silencio, mentira. Palabras que describen la situación general del periodismo. Miles de periodistas secuestrados en sus redacciones, silenciados, cen surados. La censura ya no la ejercen solo los gobiernos o poderes fácticos, ahora se practica en la propia casa del periodista, y lo que es peor, en los propios corazones de miles de profesionales sometidos y sin salidas para ganarse la vida honradamente. Incluso así, miles son despedidos para que la empresa siga teniendo beneficios, esa es exactamente su posición, son simples gastos que hay que reducir, como el papel del baño de la redacción o la tinta de la impresora. No importa despedir a los mejores, que cobran más y cambiarlos, como cromos, por explo tados becarios sin experiencia. No importa la calidad periodística ni la información, sólo seguir ganando dinero. La información como simple mercancía.
El periodismo se hunde ante nuestros ojos. Los periodistas ya no van a ver, oír, tocar, oler y contar.
Las fuentes, los manantiales de la información, se secan y se convierten en solo dos o cuatro ojos. El 90 por ciento de las noticias provienen de las mismas agencias y son copiadas, pegadas y publicadas en todos los medios. Los periodistas independientes ya no tenemos ni espacio físico para publicar historias diferentes y de calidad, ni siquiera gratuitamente, de cobrar dignamente ni hablamos.
Cada vez más ciudadanos son conscientes de esta situación, millones siguen todavía sin saber que el periodismo ya no está a su servicio sino al de otros intereses. Los medios ya no son el cuarto poder para controlar a los otros tres, son sus fieles aliados y amigos íntimos. Duermen con el enemigo.
Veracidad, honestidad, independencia, servicio público, calidad, humanidad hoy son solo palabras vacías. Los ciudadanos y los periodistas estamos desarmados y bajo el fuego cruzado de los poderes económicos, políticos y mediáticos. ¿Qué hacer? ¿Ser los monos mudos, ciegos y sordos?
Los periodistas, con el apoyo de la sociedad, debemos recuperar el control de nuestro oficio, debemos recuperar la función social del periodismo, debemos estar al servicio de los ciudadanos, debemos refundar el periodismo. Pero, ¿cómo?
Hoy podemos. Por primera vez en la historia los periodistas podemos tener el poder de las herramientas de difusión y producción. Ya no necesitamos sus millonarias rotativas, ni sus carísimos equipos de televisión para poder llegar a millones de ciudadanos con una información de calidad. Internet ya no es el futuro, es el presente, y las antes inalcanzables tecnologías, hoy a un bajo coste, nos permiten incluso producir videos de mayor calidad que los de la televisión tradicional.
Podemos, sabemos y debemos hacer un periodismo de calidad humana al servicio del ciudadano bajo la única bandera de los derechos humanos. Pero sólo con el apoyo de la sociedad y sus organizaciones, los periodistas podremos hacer la información veraz, independiente y honesta que cada vez más ciudadanos quieren. Aunque sea poco, los periodistas también comen y el periodismo cuesta dinero, así que deberán ser las organizaciones sociales, fundaciones, empresas, instituciones públicas y privadas y los propios ciudadanos quienes financien la información de calidad que necesitamos.
Los formatos del periodismo y de la información son cada vez más, pueden tener la forma de este excelente libro, de exposiciones, multimedia, papel, o las infinitas formas de internet. Con las nuevas redes sociales los ciudadanos son capaces de mover toda la información sobre el periodismo humano que todos queremos.
El mejor ejemplo es este trabajo que han hecho Edu, Toni, Eduardo, Marcela y Óscar con la editorial Blume, ruido Photo, Elfaro.net y otras muchas personas preocupadas por lo que sucede en el mundo real y no en el periodismo tóxico que nos rodea.
Gracias compañeros por dejarme saber, por hacerme pensar, por hacerme sentir.
Hoy con periodistas como ellos, que saben hacer interesante lo importante, y con una pequeña infraestructura, podemos producir y emitir información profesional y contar lo que no se cuenta, especialmente sobre los nadies, los hijos de nadie, los que valen menos que la bala que los mata, como dice Eduardo Galeano. Vale la pena intentarlo.
Periodismo humano. Podemos, sabemos y debemos. Y en el camino estamos.
Mas información: el Faro.net
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